En América Latina conocemos de cerca situaciones en las que personas se ven forzadas a dejar sus tierras, dejando atrás sus tradiciones, amigos y familiares. Por este motivo desde Misión Jesuita nos ponemos de pie para solidarizarnos con la actual crisis que se vive en Ucrania. La misma que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) describe como “la crisis de refugiados de más rápido crecimiento, en Europa, después de la segunda guerra mundial”.
Por lo anterior, desde esta parte del mundo – y siguiendo la línea del trabajo jesuita con los migrantes y refugiados – queremos caminar juntos como latinoamericanos por la causa de Ucrania para movilizar recursos en favor de los miles de hombres, mujeres y niños, desplazados a fuerza, a raíz del conflicto, y con ello contribuir a brindarles atención en salud, alimentación de calidad y refugio, para que puedan continuar su camino en busca de la paz que reclaman y necesitan.
AYUDA HUMANITARIA PARA LOS REFUGIADOS DE GUERRA DESDE UCRANIA
Según estimaciones de la Comisión Europea, entre 2.5 y 6.5 millones de ucranianos pueden verse obligados a desplazarse por el conflicto armado, y entre 1.2 y 3.2 millones de ellos/as solicitarán protección internacional. Ante esta realidad, la comunidad jesuita de Ucrania viene trabajando activamente dentro de la zona de conflicto, desplegando acciones y programas de hospitalidad para la acogida de los perfiles más vulnerables. El trabajo se centra, principalmente, en la provisión de bienes de primera necesidad, transporte local y alojamiento temporal a los desplazados internos más vulnerables que buscan salir de Ucrania. El objetivo es garantizar que los refugiados sean llevados a una zona segura y que se les proporcione la debida orientación psicológica y jurídica. Más de 50 personas vienen logrando salir de Ucrania día tras día.
EL SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS (JRS, POR SUS SIGLAS EN INGLÉS) EN ACCIÓN DESDE LOS PAÍSES VECINOS
Nuestros socios del JRS de Rumania, Hungría y Polonia brindan ayuda humanitaria a los refugiados desde el momento en que cruzan la frontera de Ucrania hasta que se instalan en la alguno de estos países vecinos, que vienen acogiendo a los refugiados. En simultáneo se trabaja con los refugiados, brindándoles servicio psicosocial (transporte, alojamiento temporal y permanente, alimentos, saneamiento, asistencia médica y psicológica), asesoría jurídica (abogacía, asistencia legal y administrativa) y acompañamiento para lograr un punto de independencia y autosuficiencia (cursos de idiomas, orientación para la inserción en el mercado laboral). Alrededor de 2,000 personas en cada instalación. En su mayoría madres, hijos, jubilados, heridos y/o personas con enfermedades graves.
ACCIONES DE HOSPITALIDAD DESDE EL SUDESTE DE EUROPA
Desde las presencias jesuitas en Bosnia y Herzegovina, Croacia, Serbia, Kosovo y Macedonia se vienen desplegando esfuerzos para potenciar las acciones del JRS en Europa en cumplimiento de su misión de acogida de personas desplazadas de Ucrania. El mayor desafío para el corto plazo será fortalecer las capacidades de atención para ampliar la respuesta a la realidad de emergencia derivada de la guerra; ya sea por la llegada de personas de origen ucraniano que se suman a las que ya se está acompañando, como por la disminución de recursos disponibles para proyectos que vayan más allá de la atención a la emergencia. Luego, en el mediano y largo plazo, el mayor aporte de nuestros socios estará centrado en el fortalecimiento de la red de hogares y comunidades de hospitalidad para que sigan estando al servicio de las personas en situación de mayor vulnerabilidad.
En un contexto de emergencia como el actual, desde Misión Jesuita nos sentimos conmovidos por la realidad y surge de nosotros el deseo de actuar, de aportar nuestro grano de arena en la acogida de personas que huyen de la guerra. Queremos ayudar a canalizar y hacer sostenible en el tiempo la solidaridad latinoamericana, tratando de apoyar el trabajo en terreno (en Ucrania y en países vecinos) del JRS en respuesta a la crisis que hoy se vive en Ucrania, pero que en el fondo busca responder a las realidades de la movilidad humana forzosa que son manifestaciones globales de una cuestión estructural de inestabilidad y violencia global.
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